LA IMPORTANCIA DE LOS OBJETIVOS EN LA CONFIANZA DE LOS DEPORTISTAS


El pasado 22 de Octubre de 2018, la gimnasta Ana Pérez Campos, Campeona de España de Gimnasia Artística, Olímpica en Río 2016 y componente del Equipo Nacional que participará en el Europeo de Glasgow este verano, respondía de la siguiente manera en una entrevista a EFE Deportes: “Si vamos con confianza, ese poquito que nos falta podemos conseguirlo”.
La confianza en los propios recursos y en los del equipo es una de las variables psicológicas que determinan el rendimiento físico y deportivo de un deportista.
Esta capacidad de creer en uno mismo y en sus habilidades y preparación, así como en las del equipo, cuando hablamos de deportes colectivos, está directamente relacionada con la percepción de control que tenga el propio deportista del entorno de la competición en la que está inmerso.
La autoconfianza de un deportista está directamente relacionada con otras variables psicológicas como la motivación y el estrés, de tal forma que, dependiendo de la confianza que tenga el deportista y/o el equipo en sus propios recursos en cada momento de la competición, variarán los niveles de estrés y motivación.
La autoconfianza tiene mucho que ver con la expectativa realista respecto de la influencia del propio deportista en la consecución de un objetivo, es decir, ¿puedo influir en la consecución de este objetivo? ¿tengo la capacidad, habilidades y recursos para hacerlo?
De esta forma, la autoconfianza “buena” tiene que ver con que la expectativa de consecución del objetivo sea realista, en dos sentidos fundamentalmente:
1. Tanto el objetivo como los recursos de que dispone el deportista son reales, alcanzables y concretos.
2. La autoconfianza mostrada no deriva de una excesiva preocupación interior por no conseguir un determinado resultado. Esta es la llamada por Martens (1987) falsa confianza.
Esta falsa confianza viene motivada, en muchos casos, por la creencia, en mi opinión, errónea, de la necesidad de pensar de forma positiva indiscriminadamente. Pensamientos del tipo “pase lo que pase voy a ganar”, “si no creo que voy a ganar entonces perderé” y similares, no solo pueden no ser realistas en absoluto, sino que pueden fomentar creencias muy deterministas que dejan fuera variables de relieve tales como los árbitros, la grada, el clima, etc y que, son ajenas al control del propio deportista.1
La estrategia de generar pensamientos positivos será eficaz y adecuada si partimos de un nivel elevado de autoconfianza. En caso contrario, puede ser contraproducente.
Por último, a modo de conclusión, aconsejar que el entrenamiento físico, táctico y/o técnico estén dirigidos cada uno de ellos hacia objetivos realistas, concretos y alcanzables para conseguir el máximo nivel de eficacia en cada momento de la práctica y, posteriormente, en la competición.


Referencias:
Buceta, J.M. (2016) Variables psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo. Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Buceta, J.M. (2004) Estrategias psicológicas para entrenadores de deportistas jóvenes. Madrid: Dykinson
Martens, R. (1987) Coaches Guide to Sport Psychology. En Kornblum (ed.) Attention and Performance. Londres: Academic Press.


Carmen Pumar
Psicóloga Deportiva
1. Se ha usado el genérico masculino en todo el artículo en aras de la brevedad del mismo.

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